Eduardo Kingman
Loja, Ecuador, 1913 - Quito Ecuador, 1997
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Eduardo Kingman - Loja, Ecuador, 1913 - Quito Ecuador, 1997
" Acaso un ruego ".
Serigrafía pictórica manual.
Editada por Carlos Neyra.
69 colores entre colores densos y veladuras dibujados a pincel directamente sobre el tamiz.
Edición limitada de 100 obras.
Cartulina Canson francesa de 250 gramos.
65 x 50 cm.
1986.
Foto: Kira Tolmik.
El original de " Acaso un ruego " es una acuarela en cartulina de la autoría de Eduardo Kingman Riofrío se realizó específicamente para esta edición serigráfica pictórica manual en 1986.
En el taller de la calle Tamayo y Av. Colón, La Mariscal, Quito, Ecuador, 1986.
Eduardo Kingman - Loja, Ecuador, 1913 - Quito Ecuador, 1997
"Perhaps a plea.
" Manual pictorial screen printing.
Edited by Carlos Neyra.
69 colors between dense colors and brush-drawn glazes directly on the sieve.
Limited edition of 100 works.
250 grams French Canson cardboard.
65 x 50 cm.
1986.
Photo: Kira Tolmik.
The original of "Perhaps a plea" is a watercolor on cardboard by Eduardo Kingman Riofrio was made specifically for this manual pictorial screen printing edition in 1986. In the workshop of Tamayo Street and Av. Colón, La Mariscal, Quito, Ecuador, 1986.
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Fragmento de la serigrafía pictórica manual " Acaso un ruego " del pintor Eduardo Kingman, editada por Carlos Neyra, Quito, Ecuador, 1986
Fragment of the manual pictorial serigraphy "Perhaps a plea" by the painter Eduardo Kingman, edited by Carlos Neyra, Quito, Ecuador, 1986
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Carlos Neyra cubriendo las áreas para los tonos medios de definición de las manos, de la obra " Acaso un ruego " de Eduardo Kingman en el Taller de la calle Tamayo y Avenida Colón, La Mariscal, Quito 1986
Fotografía: Rubén Martínez
Carlos Neyra covering the areas for the middle tones of definition of the hands, of the work "Acaso un puego" by Eduardo Kingman in the Workshop of Tamayo Street and Avenida Colón, La Mariscal, Quito 1986
Photography: Rubén Martínez
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Carlos Neyra dibujando a pincel sobre la malla el segundo color de definición de las manos, Quito, 1986.
Fotografía: Rubén Martínez.
Carlos Neyra by brushing on the mesh the second color of the hands.
Quito, 1986.
Photography: Rubén Martínez.
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Carlos Neyra dibujando una veladura para la obra Acaso un ruego del pintor Eduardo Kingman - Quito, 1986.
Foto: Rubén Martínez.
Carlos Neyra drawing a glare for the play Perhaps a plea by the painter Eduardo Kingman - Quito, 1986.
Photo Rubén Martínez.
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Carlos Neyra dibujando a pincel directamente sobre el tamiz en positivo el primer color negro para la obra " Acaso un ruego " de Eduardo Kingman en el Taller de la calle Tamayo y Avenida Colón, La Mariscal, Quito, Ecuador, 1986.
Fotografía: Rubén Martínez.
Carlos Neyra by brushing directly on the sieve in positive the first black color for the work "Perhaps a plea" by Eduardo Kingman in the Workshop on Tamayo Street and Avenida Colón, La Mariscal, Quito 1986.
Photography: Rubén Martínez.
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Carlos Neyra dibujando a pincel directamente sobre el tamiz las luces del trazo de definición de la cara.
Quito, 1986.
Fotografía: Rubén Martínez.
Carlos Neyra by brushing directly on the sieve the lights of the definition of the face. Quito, 1986.
Photography: Rubén Martínez.
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Carlos Neyra imprimiendo manualmente el primer color negro de la obra " Acaso un ruego " del pintor ecuatoriano Eduardo Kingman.
Quito, Ecuador, 1986.
Fotografía: Rubén Martínez.
Carlos Neyra manually printing the first black color of the work "Perhaps a plea" by Ecuadorian painter Eduardo Kingman.
Quito, Ecuador, 1986.
Photography: Rubén Martínez.
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Alejandro Facuse Vergara sacando la obra recién impresa a la gaveta del secador para el secamiento del color.
Quito, Ecuador, 1986.
Fotografía: Rubén Martínez.
Alejandro Facuse Vergara removing the newly printed work to the dryer drawer to dry the color.
Quito, Ecuador, 1986.
Photography: Rubén Martínez.
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Crítica de arte:
Dra. Inés María Flores
Quito, 16 de abril de 1993
Carlos Neyra, Serígrafo de profesión, trabaja en color, blanco y negro con gran sabiduría. Se le reconoce como un re-creador lleno de imaginación; un profesional de rara originalidad y un excelente técnico. Empujado por su innata tendencia al arte, siempre ha dado pruebas de una dedicación ejemplar al oficio.
Se inicia en el arte de la serigrafía en el taller de su padre, más adelante establece sólidas relaciones con los pintores y editores, a quienes acompaña en la tarea de multiplicar la producción artística.
Su auténtica y fuerte personalidad le obliga a resolver, por sí mismo, los problemas técnicos que le plantea cada trabajo. Hombre sensible a las innovaciones, se ha impuesto la disciplina de una observación rigurosa, para aprehender las destrezas de la serigrafía manual. Las múltiples posibilidades ensayadas, le han pautado procedimientos cada vez más depurados; de modo que los aciertos obtenidos son el nervio central de su constante investigación.
Carlos Neyra se entusiasma al hacer monocopias y reproducir las obras que han sido creadas con destino específico a la serigrafía. La exactitud de las proporciones, del dibujo, el delineado de las figuras lo consigue con incuestionable fidelidad. Puede obtener la sensación de volumen con texturas y sobreposición de veladuras, mediante varias impresiones manuales de diferentes valores de un mismo color, hasta con los efectos de medios tonos. Más aún, alcanza las sutilezas y delicadezas de ciertos trazos, contrastándolos con planos de color que juegan a la luz y a la sombra.
Prevé los efectos que va a obtener, mediante una secuencia de pruebas muy estudiadas, una a una, con paciente meticulosidad. Cada proceso es un reto a su capacidad y a su indomable tenacidad de cultor de la serigrafía artística.
Su observación precisa y su escrupulosa exactitud técnica, sin duda pueden ser relacionadas con su interés por la perfección; pero, de hecho, lo que más se destaca en Neyra son sus consideraciones estéticas, a través del enorme respeto que tiene por la obra original.
Dra. Inés María Flores
Crítica de Arte, museógrafa
Ibarra, Ecuador, 1935
Art critic:
Dra. Inés María Flores
Quito, April 16, 1993
Carlos Neyra, screen printer by profession, works in color, black and white with great wisdom. He is recognized as a re-creator full of imagination; a professional of rare originality and an excellent technician. Driven by his innate tendency towards art, he has always demonstrated exemplary dedication to his craft.
He began in the art of screen printing in his father's workshop, later establishing solid relationships with painters and editors, whom he accompanied in the task of multiplying artistic production.
His authentic and strong personality forces him to solve, by himself, the technical problems that each job poses. A man sensitive to innovations, he has imposed the discipline of rigorous observation to grasp the skills of manual screen printing. The multiple possibilities tested have provided increasingly more refined procedures; so that the successes obtained are the central nerve of its constant research.
Carlos Neyra is enthusiastic about making monocopies and reproducing works that have been created specifically for screen printing. The accuracy of the proportions, the drawing, the delineation of the figures is achieved with unquestionable fidelity. You can get the sensation of volume with textures and overlapping glazes, through several manual prints of different values of the same color, even with halftone effects.
Furthermore, it reaches the subtleties and delicacies of certain strokes, contrasting them with planes of color that play with light and shadow. It foresees the effects that it will obtain, through a sequence of carefully studied tests, one by one, with patient meticulousness.
Each process is a challenge to his ability and his indomitable tenacity as a cultivator of artistic screen printing. His precise observation and scrupulous technical accuracy can undoubtedly be related to his interest in perfection; but, in fact, what stands out most in Neyra are her aesthetic considerations, through the enormous respect she has for the original work.
Dr. Inés María Flores
Art critic, museographer
Ibarra, Ecuador, 1935
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Inés Flores, Dra. en historia del arte, crítica de arte, museógrafa, escritora, directora de Museos
Inés Flores, PhD in art history, art critic, museographer, writer, museum director
El crítico de música y arte para la San Francisco Chronicle y también profesor de Historia artística en la Universidad de California en Berkeley, Alfred Victor Frankenstein, dijo “Kingman es un artista que claramente ha pasado mucho tiempo en el fructífero y efectivo estudio del estilo expresionista alemán”. Frankenstein tenía razón, Kingman tiene en su trabajo enroscamientos fisionómicos y dislocaciones gráficas, propias del Expresionismo, empleados en una composición con la intención de mostrar una forma más subjetiva del ser humano que, sobre descripciones objetivas, ofreciendo un notable predominio a las emociones de una subjetividad campesina y trabajadora golpeada en sus entrañas por las exclusiones estructurales de la realidad latinoamericana.
Por sus trazos alargados, retorcidos y sombríos, rematados por rostros, gestos y ademanes contemplativos, sufrientes y resilientes, la propuesta estética de Eduardo Kingman parece estar más cerca de El Greco, de Amedeo Clemente Modigliani que de Diego Rivera o de David Alfaro Siqueiros.
Sus exposiciones fueron presentadas en todas las ciudades del Ecuador y las principales de América, Europa y la Unión Soviética, donde su obra fue muy aplaudida y mereció los mejores comentarios.
Se calcula que son más de tres mil los cuadros pintados por Kingman, en los cuales dejó para siempre la impronta de su genio. Esa herencia artística constituye un legado en el cual se destacan los personajes del entorno próximo al pintor, los trabajadores, los campesinos y la gente del pueblo.
Kingman alterna lo dramático con la ternura, sazonado con detalles lúdicos e irónicos.
Music and art critic for the San Francisco Chronicle and also professor of art history at the University of California at Berkeley, Alfred Victor Frankenstein, said “Kingman is an artist who has clearly spent a lot of time in the fruitful and effective study of the expressionist style. German". Frankenstein was right, Kingman has in his work physiognomic twists and graphic dislocations, typical of Expressionism, used in a composition with the intention of showing a more subjective form of the human being that, over objective descriptions, offering a notable predominance to the emotions of a peasant and worker subjectivity beaten to the core by the structural exclusions of the Latin American reality.
Due to its elongated, twisted and shadowy lines, topped by contemplative, suffering and resilient faces, gestures and gestures, Eduardo Kingman's aesthetic proposal seems to be closer to El Greco, Amedeo Clemente Modigliani than to Diego Rivera or David Alfaro Siqueiros.
His exhibitions were presented in all the cities of Ecuador and the main cities of America, Europe and the Soviet Union, where his work was highly applauded and deserved the best comments.
It is estimated that there are more than three thousand paintings painted by Kingman, in which he forever left the mark of his genius. This artistic heritage constitutes a legacy in which the characters from the painter's immediate environment, the workers, the peasants and the townspeople, stand out.
Kingman alternates the dramatic with tenderness, seasoned with playful and ironic details.